El pasado sábado toreamos en Haro, La Rioja, sensaciones agridulces, por un lado satisfecho de la actuación a pesar de los novillos, el primero flojo al que no podía bajar la mano porque se caía y el segundo brusco y violento con el que estuve muy dispuesto, por otro lado, hubo poca gente en la plaza y aunque conseguí dar una vuelta al ruedo, la única del festejo, da un poco de pena cuando ves una plaza tan bonita con tan poca gente.

En el primero me sentí agusto aunque la flojeza del toro condicionó que no se le pudiese exigir mucho.

El novillo tardó en doblar y eso enfrió a la gente pero di la única vuelta al ruedo de la tarde.

El segundo novillo fue un regalo envenenado pero creo que hice todo lo posible para poder lidiarle con dignidad.

La pelea fue dura…

Mañana en Mocejón, cerquita de Toledo y el jueves en Peralta, Navarra.